Patrimonio arqueológico reconstruido, patrimonio arqueológico reinventado.

Desde el punto de vista teórico existen dos maneras de trabajar un yacimiento arqueológico. Por una parte esta la fosilización y por otra la reconstrucción, existiendo grandes diferencias entre un método u otro.

La fosilización consiste en consolidar los elementos propios del yacimiento, respetándolo y sin modificación alguna del mismo. Por otro lado la reconstrucción tiene un carácter más didáctico.

A este respecto, en el siglo XIX surgen de las escuelas clásicas dos concepciones diferentes de la historia, y aunque ambas son válidas se deben encontrar puntos de encuentro en la gestión patrimonial nunca perdiendo de vista lo que se pretende, ni con una visión ni con la otra.

Escuela de Viollet- le Duc;

La visión violletista contempla una serie de requisitos imprescindibles para que una reconstrucción pueda llevarse a cabo. Todas las intervenciones deben estar perfectamente documentadas pero los yacimientos se reconstruyen según la visión que se cree de un determinado lugar. Uno de los problemas en las reconstrucciones, además, es escoger el momento histórico de lo que se va a reconstruir pues obviamente no se vivía igual en el siglo II a.c que en la Edad Media, por poner un ejemplo.

Escuela de Ruskin (Visión ruskiniana)

Según este arquitecto inglés del siglo XIX la ruina es bella por sí misma y no debe reconstruirse. Postula una intervención mínima del lugar simplemente sustentando y consolidando lo que ya existe.

Un ejemplo de una mala reconstrucción lo encontramos en la ciudadela de Carcassone, que es completamente falsa, o en la reconstrucción de Notre Dame que es una reinvención de Violet–le-Duc.

Hubo un tiempo, en el que al no existir leyes del patrimonio histórico algunos arqueólogos trataban las ruinas como si todo fuera suyo, perfecto ejemplo de ello es el arqueólogo Sir Arthur Evans quien reconstruyo (reinventó)  el Palacio de Knossos según su visión y sin apoyarse en ningún fundamento histórico.  Llegó incluso a construir pilares con hormigón y a usar ladrillos o madera y a reproducir a su antojo  pinturas murales el interior del palacio

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Para evitar este tipo de atropellos acabaron apareciendo las leyes patrimoniales llamadas Cartas del Restauro, una en los años 70 y la segunda en los 80 que significaron la entrada en la modernidad de las reconstrucciones históricas.

En España, la ley de patrimonio histórico  que se aprobó en el 85  cede todas las competencias a las Comunidades Autónomas para que estas garanticen el mantenimiento de su patrimonio arqueológico, por lo cual cada una de ellas puede actuar según su propio criterio. Como ejemplo se menciona la ley patrimonio de la comunidad de Madrid según la cual el silencio administrativo es positivo e incluso incluye un articulado especial que nos habla de casinos (y abre la puerta a la posibilidad de abrir casinos en zonas que debería estar protegidas). Afortunadamente, leyes de patrimonio como las de Castilla la Mancha protegen mucho mejor este patrimonio.

La problemática del yacimiento fosilizado radica en que su nivel de comprensión es nulo por lo que reporta escasos beneficios sociales.

Para evitar esto, en ocasiones y con el objetivo de crear un espacio lúdico-didáctico se ha caído en el error de banalizar la cultura pues la didáctica debe ser el catalizador de la cultura no la finalidad en si misma. La mal llamada “democratización de la cultura” ha hecho mucho daño, empeorando cada vez más las nuevas generaciones de estudiantes.

Para realizar una buena labor en un yacimiento fosilizado existe una cuestión fundamental, y es que todo lo que se haga debe ser reversible, para que futuras generaciones puedan mejorarlo si tienen herramientas que se lo permitan. Además, las partes más débiles del yacimiento deben estar protegidas. Asimismo, se tienen que añadir zonas de paso y zonas en las que se puedan vender algún elemento de merchandising que ayude a la autofinanciación del yacimiento.

Si se quiere ahondar en la cuestión didáctica se pueden incluir interpretaciones gráficas mediante recreaciones virtuales  que ayuden al visitante a crearse una idea espacial y conceptual del lugar que están visitando y de sus diferentes momentos históricos. Estas representaciones audiovisuales nos ayudan a tener una mejor conceptualización del espacio, del tiempo y de la simultaneidad. Un ejemplo de yacimiento fosilizado es el conjunto arqueológico de  “Los Millares” en Andalucía.

Esquema extraído del blog: tuviajedeltiempo.blogspot.com.

Como contrapunto tenemos el patio de armas del Alcázar de  Sevilla que nos muestra una serie de elementos estratigráficos que sólo pueden ser comprendidos por personas doctas en la materia o mediante un soporte visual más didáctico.

Patio de Banderas de Sevilla

Otro de los elementos fundamentales en las reconstrucciones arqueológicas es la llamada arqueología experimental que nos ayuda a saber cómo fue hecho un elemento concreto y para qué servía.

El origen de la arqueología experimental lo encontramos en la escuela anglosajona.

Como ejemplos de arqueólogos experimentales se pueden nombrar a Paul Reynolds, o Lewis Binford cuyo trabajo en Nunamiut determinó una nueva concepción de la arqueología.

Un ejemplo lo encontramos en el yacimiento de Pfhalbauten, a orillas del lago Constanza, donde se utilizó esta arqueología experimental y se llegó a crear una perfecta reconstrucción de un poblado palafitico.

En España la arqueología experimental también nos permite disponer de reconstrucciones muy fieles a la historia. Tal es  la Ciudadela Ibérica de Calafell, que a pesar de estar ubicada en una zona turística “de sol y playa” que no tiene demasiado interés en acudir a verla, abarca un conjunto arqueológico reconstruido gracias en gran parte de la arquitectura experimental de una manera muy fiel a la realidad.

Todo lo contrario encontramos en el Teatro Romano de Sagunto en el que se ha llevado a cabo la mayor barbaridad contra el patrimonio histórico de nuestro país. Las obras de reconstrucción comienzan en 1993 impulsadas por el gobierno de la Generalitat Valenciana quien contrata a los arquitectos Grassi y Portaceli para llevarla a cabo. Hasta el momento el teatro había sufrido una serie de intervenciones destinadas principalmente a mantenerlo en pie, pero con esta reconstrucción se reinventa completamente un teatro que nada tiene que ver con el original, y lo que es peor, al no cumplir durante sus trabajos con el principio de reversibilidad no permite volver a modificarlo y devolverlo a su estado anterior.

Teatro Romano de Sagunto, antes y después de su «reinterpretación»

Hay quien opina que sin esta reconstrucción no podrían llevarse a cabo actos como  los ciclos de teatro de verano y que Sagunto perdería el apoyo económico que este teatro le ofrece…

Con todo lo expuesto podemos llegar a dos conclusiones. En primer lugar, que la Ley de Patrimonio Histórico del 85 puede no ser del todo eficaz para evitar algunos de los atropellos que se han puesto como ejemplo,  pues da mano libre a llevar a cabo reinvenciones como la del teatro romano de Sagunto en la que al no respetarse el principio de reversibilidad tiene como resultado un yacimiento totalmente perdido.

Por otro lado, hay que tener especial cuidado con no banalizar la cultura para acercarla a la sociedad (la mal llamada “democratización de la cultura”). Es completamente lícito utilizar herramientas didácticas para ayudar a la comprensión de determinados aspectos, pero el espectador también debe disponer de sus propias herramientas para comprender por si mismo aquello que se le está mostrando.

(Resumen de la ponencia realizada por el profesor Pedro José Jimenez Sanz  durante el Curso de Verano de la UNED 2013 «Construcción histórica»)

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