Ficción y realidad en el cine sobre la Edad Media

Desde que el cine existe siempre ha habido un hermanamiento entre este y la historia. Una de las razones que llevaba a los cineastas a contar episodios históricos en sus películas era la capacidad que tenían estas  historias de atraer público a los cines. Los lugares exóticos y alejados en el tiempo llamaban mucho la atención a las gentes del momento  por lo que una historia basada en estos hechos ayudaba a llenar las salas en las que se proyectaban estas películas.

Otro de los motivos por los que los cineastas gustaban de producir filmes basados en la historia era la posibilidad de desarrollar argumentos en escenarios remotos que les permitían hacer reflexiones morales y políticas con un aire más “universal”.

Los hermanos Lumiere fueron los creadores del cine, si entendemos el cine como la creación de imágenes en movimiento. Las imágenes de la salida de obreros de las fábricas revolucionan y popularizan el cine, pero a partir de ahí no hay que olvidar quién hace el cine.

El cine lo hace, lo produce, las manos burguesas, por lo que el dictamen de lo que se hace es lógico que sea lo que ellos proponen.

Uno de los saltos del cine lo encontramos en el Cine Soviético. La llegada de la Revolución rusa populariza el cine propagandístico y se crean películas hechas por y para el pueblo como por ejemplo “El Palacio y la fortaleza”, basada en hecho reales sobre el encarcelamiento, durante más de 20 años de Mikhail Beydeman en la fortaleza de Pedro y Pablo.

Otro de los saltos lo encontramos en los años 50 en el que las terribles imágenes del Holocausto nazi hacen que el cine pierda la inocencia. Es el momento en el que aparecen las Epic Movie.

En los años 60 aparecen los movimientos sociales y es cuando empieza a reflejarse en el cine la historia más inmediata.

Es indudable que el cine genera debate, la primera película que supuso un escándalo y con la que se empezó a generar este debate fue “El nacimiento de una nación” de Griffith que nos habla de la unión en Estados Unidos del Norte y el Sur después de la guerra de secesión. Después de este filme Griffith ruega “Intolerancia” yéndose de esta manera a otro momento de la humanidad en el que resulta más fácil tratar algunos temas.

Otra película por la que se formó un gran escándalo en su momento fue “La Vida es Bella” pues algunos consideraron que suponía una blasfemia al Holocausto, motivo por el cual estuvo a punto de suspenderse su estreno en Cannes.

Pero ¿Por qué genera tanto debate? Porque es cine tiene un gran valor, tiene la capacidad única de crear arquetipos, nos da la facilidad de plasmar con una sola imagen  aquello que de otra forma necesitaría una descripción detallada.

Vemos un claro ejemplo en  personajes como Espartaco, cuya imagen nos remite inevitablemente a Kirk Douglas, o el prototipo de pirata que ha variado en función de su representación en el cine, desde un Burt Lancaster encarnando a un pirata en “El temible burlón” hasta el Capitán Jack Sparrow que desmonta icono clásticamente a estos personajes.

¿Podemos aprender historia en el cine? Sí, siempre que tengamos buenas herramientas para ello.  Por norma general las películas llamadas “históricas” cuentan pequeñas  historias, batallas,  enmarcadas en un escenario histórico como telón de fondo, pero hay que tener en cuenta que las películas son cortas, y tienen que poder transmitir mucho en poco tiempo.

Historias como “La Reina de África” en cuyo trasfondo se desarrolla la historia del colonialismo africano en los años 20 o “Julio Cesar” de Mankiewicz con la que sí podemos aprender hechos históricos narrados de manera precisa. Sin embargo, también encontramos películas a las que no podemos tomar de referencias en ningún caso, como “Gladiator”, “Ivanhoe” o “El hombre de la máscara de hierro”.

Aún así, no deberíamos rasgarnos las vestiduras pues es importante destacar que de la misma forma que se permiten licencias en la literatura, también deberían permitirse en el cine, pues aquel que dirige o produce una película no lo hace con la intención última de enseñarnos un retazo de historia, sino con el objetivo de  beneficios económicos, por lo que siempre debemos tomar los datos históricos desde cierta distancia y teniendo en cuenta que en ocasiones no sólo se “adorna” la historia sino que a veces se esconde deliberadamente para usar el cine de manera propagandística.

Si nos centramos más en el mundo medieval, presente en el cine desde sus inicios, vemos que este sea presentado siempre como una edad oscura por culpa en gran parte del cine. Tal y como dijo Stuart Early  “las películas son peligrosas para el mundo medieval” y no le faltaba razón. El cine medieval se basa principalmente en los novelistas del S.XIX que a su vez fundan sus historias en leyendas oscuras e irreales.

Aún así, este es uno de los géneros de los cuales se han creado más películas, unas 500 (de ellas, el 50% rodadas entre EEUU e Italia), motivo por el cual en 1920 la academia holandesa contactó con Johan Huizinga, autor de la obra historiográfica “Otoño en la Edad Media”, para que creara un archivo general de películas de esta época a lo que él respondió con un informe demoledor en contra del cine medieval pues consideraba que este era el culpable de crear la falsa imagen que se había formado de la Edad Media.

Los parámetros cronológicos en los que se ha dividido el mundo medieval en el cine han sido cuatro, (islámico, japonés, occidental y bizantino). En el libro “Las 100 mejores películas del cine” se incluyen 9 de temática medieval, lo cual supone un alto porcentaje.

Si tuviéramos que escoger un personaje histórico por excelencia en el mundo del cine medieval este sería Robin Hood, del cual se han escrito y representado muchas versiones.

Este personaje, así como muchos de los escenarios que rodean su historia existieron realmente. LA primera mención de Robin Hood se encuentra en Pedro el Labrador de William Langland. Se trata de un bandido benefactor que existió durante el reinado del Rey Ricardo I Corazón de León,  pero  sus hazañas se han podido adornar o adulterar en el cine porque su historia tiene unos ingredientes perfectos para enamorar a cualquier espectador.

Se incluyen bosques (quien no ha oído hablar del bosque de Sherwood), malvados, un Rey, concursos de tiro con arco y una historia de amor con Lady Marian, todo ello conforma una serie de elementos que convierten a este personaje en un ejemplo de héroe perfecto.

A la hora de contarnos las aventuras de este personaje, los cineastas se han basado en novelistas e historiadores de la época, dando como resultado películas muy diferentes unas de otras,  con mayor o menor rigor histórico cada una de ellas.

Desde películas desmitificadoras como “Robin y Marian” hasta películas entretenidas pero históricamente desastrosas como el Roobin Hood de Kevin Costner o Russel Crowe .

En definitiva, cualquier película de carácter histórico puede enseñarnos detalles o pasajes de la historia, pero para aprender de una manera rigurosa algunos episodios  o períodos concretos debemos recurrir siempre a su  fuente historiográfica.

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